revista "luchemos por la vida" - Año 7 - Nº 20

Estrés al volante

En los tiempos que corren se escucha con mayor frecuencia la palabrita "estrés", "el estrés me mata", "no puedo más con este estrés", "fui al médico y me dijo que es estrés". Y algunas personas comienzan a preguntarse si muchos accidentes de tránsito no tendrán que ver con el estrés.

¿Qué es el estrés?

Es una reacción físico-química del organismo que produce alteraciones físicas y , muchas veces psicológicas, para el enfrentamiento de situaciones nuevas. Tiene como base una respuesta primitiva del organismo, preparatoria para el ataque o la huida, frente a situaciones de peligro. Habitualmente se entiende que el exceso de problemas es el causante del estrés; sin embargo esta creencia es falsa. Si bien es cierto que, por ejemplo, un problema en el trabajo o con la familia, una enfermedad, o la proximidad de un exámen pueden desencadenar estrés, el mismo efecto puede producirlo la mudanza a una casa más confortable, enamorarse, conseguir ese trabajo tan ansiado, ganar la lotería o simplemente recibir una invitación a una fiesta. También los cambios evolutivos propios del crecimiento, la pubertad y adolescencia, la menopausia y andropausia y hasta una gripe, propia o de un hijo a cargo, pueden ser generadoras de estrés. Inclusive, aquellas situaciones que aún no se han producido pero son percibidas como posibles problemas futuros, las preocupaciones.

En resumen, toda situación que altere la rutina cotidiana y requiera de la puesta en marcha de cambios o búsquedas de soluciones resulta potencialmente estresante. Hablamos de "potencialmente", ya que la intensidad de estrés que un mismo acontecimiento desencadenará variará de una persona a otra, según las características y estado psico-físico de cada una y la situación personal y ambiental que esté atravesando, que le hará percibir la situación de una manera diferente.

Como toda reacción natural, el estrés cumple una función adaptativa y, en dosis moderadas, la tensión que produce en el organismo tiene carácter funcional, en otras palabras, resulta útil para emprender tareas y resolver problemas. Pero cuando las tensiones se repiten con demasiada frecuencia y/o intensidad a lo largo del día, o se prolongan en el tiempo, terminan afectando la salud, lo que se manifesta en trastornos varios.

Signos fisiológicos del estrés

· Descarga de adrenalina.
· Tensión muscular.
· Aceleración de la respiración.
· Aumento del ritmo cardíaco y la presión sanguínea.
· Sequedad bucal.
· Sudoración.
· Dilatación de la pupilas.
· Aumento de la actividad hormonal.

Principales consecuencias psicofísicas del estrés

Trastornos físicos:

· Trastornos del sueño (dificultades para dormirse y/o para tener un sueño continuo).
· Fatiga o caída de la energía.
· Pérdida o exceso de apetito.
· Trastornos gastrointestinales (indigestiones, diarreas o constipaciones, úlceras, etc).
· Trastornos cardíacos.
· Dolores de cabeza.

Trastornos psicológicos:

· Ansiedad.
· Nerviosismo.
· Irritabilidad.
· Depresión.
· Pérdida del sentido del humor.
· Trastornos de memoria.
· Dificultades para la concentración y la atención.
· Disfunciones sexuales.

Principales consecuencias en el comportamiento:

· Disminución de la productividad laboral.
· Disminución de la calidad del trabajo.
· Dificultades en la relación con los demás.
· Olvidos.
· Indecisión.
· Evitación de responsabilidades.
· Accidentes.

Las consecuencias del estrés al volante

Conducir es una actividad exigente y cambiante, por ende, potencialmente estresante.

Conducir es una acción compleja que nos exige mucho más de lo que parece. Involucra al conductor psicológica y físicamente. Requiere de concentración y un estado de alerta y atención permanentes. Por ello, el logro de un desempeño correcto depende, no sólo de las habilidades adquiridas por el conductor para dominar su vehículo en todo tiempo y circunstancia, y del adecuado estado físico para poder percibir adecuadamente las situaciones del camino, sino que también depende de la experiencia, de la clara conciencia de los riesgos de moverse en el sistema del tránsito, y de la madurez y equilibrio emocionales, que harán posible el desarrollo de actitudes y comportamientos seguros. Un conductor estresado no está en las mejores condiciones para conducir con seguridad ya que las exigencias del tránsito lo sobrepasarán fácilmente, amentando significativamente la tensión y el malestar interior.

Un conductor estresado es un conductor en riesgo

Cada dificultad en el camino (un embotellamiento en el tránsito, el auto que lo antecede circulando a menor velocidad, alguien que lo molesta con sus luces, el semáforo en rojo, cambios en el estado del camino, etc.) será causa de excesiva tensión y ansiedad con desencadenamiento de respuestas de riesgo de tipo erráticas y/ agresivas (conducción a excesiva velocidad, sobrepasos y cambios de carril permanentes, conducción encimada al vehículo que va adelante, maniobras bruscas y no avisadas, equivocaciones por distracción, indecisión frente a un imprevisto, etc.). Todas las situaciones descriptas son potenciales generadoras de incidentes que derivarán, en muchos casos, en accidentes.

Entonces, teniendo en cuenta las dificultades de la vida de hoy, con mucha gente sufriendo un estado continuo de tensión y exceso de preocupaciones, ¿qué puede hacerse para disminuir el estrés al conducir?

Algunos consejos para reducir el estrés al conducir

- Primeramente, ser conciente del estado en que se encuentra. Si usted sabe que está atravesando un momento emocionalmente difícil, si está sufriendo algunos de los síntomas que se detallan más arriba, habrá que extremar las medidas de seguridad al conducir o bien, en situaciones límite, evitar conducir.

- Planifique cada viaje dándole más tiempo del estimado necesario para ese recorrido. De esta manera evitará la ansiedad frente a demoras o inconvenientes en el camino. Si va a emprender un viaje prolongado, estime al menos una hora o más de tiempo para imprevistos y no se autoimponga una hora precisa para llegar. Si el viaje es corto, procure salir con varios minutos de antelación.

- Disminuya la velocidad y adécuela a las circunstancias del camino, del flujo de tránsito y al estado emocional. Está comprobado que a mayor velocidad de circulación, mayor tensión. Por eso, para distenderse es bueno buscar una velocidad en la que se siente que se circula más relajado. Por otra parte, al circular más despacio se tiene más tiempo para reaccionar ante un imprevisto o corregir una maniobra equivocada.

- Acepte las circunstancias del tránsito. Esto significa que frente a un embotellamiento, obstrucción, semáforos mal coordinados, flujo de tránsito lentificado, etc, hay que procurar calmarse y no intentar forzar la velocidad de marcha apurando a los otros, violando normas o zigzagueando; pensar que la salud y la seguridad están en juego. Si es necesario, realice ejercicios respiratorios de relajación por medio de inspiración profunda con exhalación lenta. Puede ayudarse escuchando una música agradable y relajante.

- Frente a un conductor torpe, lento y/o agresivo, no se enganche. Procure evitarlo, según el caso, cediéndole el paso, o sobrepasándolo con precaución y ponga distancia de él. Piense que su salud y seguridad son su prioridad.

- Evite discutir con los acompañantes de viaje sobre temas conflictivos.

- No atienda el teléfono celular mientras conduce, es fuente de distracción y sumador de tensiones.

- Descanse un mínimo de 7 u 8 horas cada noche. La mayoría de las personas necesitan ese tiempo de sueño para funcionar bien durante el día. Procure tener los mismos horarios para su descanso, de manera de ayudar al funcionamiento de su organismo. Si padece de insomnio o se despierta varias veces en la noche pida ayuda profesional. Un conductor fatigado es un conductor disminuido en su capacidad de conducir.

- Evite el consumo de alcohol y /u otras drogas desde horas antes de conducir ya que alteran su rendimiento, percepción y capacidad de respuesta al conducir.

- Si viaja con niños a cargo, procure que viajen entretenidos y con los cinturones de seguridad colocados.

 

Lic. María Cristina Isoba

Bibliografía:

-Isoba, María Cristina. Manual para la conducción segura.(2002). Dosmildos Editora.
-Stress signs. Cedars - Sinai Medical Center. L.A., California, Estados Unidos.
-DSM-IV "Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales" (1995). Editorial Masson.

 



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