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Reacciones al pacto climático de Glasgow: optimismo en el norte y decepción en el sur

Quienes han contribuido a suavizar el texto final de la COP26 se muestran optimistas, mientras los países que más sufren la crisis climática consideran que se les ha dejado atrás.
Un anuncio en la ciudad de Glasgow en el que se puede leer: "El mundo te está mirando, COP26". Foto: YVES HERMAN/REUTERS
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El desenlace de la COP26, con el llamado pacto climático de Glasgow, es claro: esta cumbre ha fallado a quienes sufren la crisis climática en mayor medida y son los países ricos quienes han tenido la última palabra. Por eso, dime de dónde vienes y te diré cómo valoras el acuerdo cerrado en esta cumbre.

No extraña que las reacciones que salen desde los países más afectados o desde las organizaciones y colectivos activistas sean más duras que las de países como Estados Unidos, China o Arabia Saudí. Estos últimos –también la Unión Europea o India– han sido los encargados de suavizar un acuerdo que el mismo presidente de la COP de Glasgow, Alok Sharma, ha calificado como “imperfecto”.

“Salimos de Glasgow habiendo aumentado drásticamente la ambición del mundo para resolver este desafío durante esta década y más allá”, dijo John Kerry, enviado de Estados Unidos para el clima, al finalizar esta cumbre. Una sensación compartida por el negociador chino Zhao Yingmin: “Creo que nuestro mayor éxito ha sido finalizar este reglamento. Ahora podemos implementarlo y cumplir con el consenso logrado”. Un optimismo que también desprendía el primer ministro británico Boris Johnson el pasado sábado, por la noche, cuando aseguró que “el mundo desarrollado finalmente ha reconocido la necesidad de ayudas a las naciones pobres y vulnerables a lidiar con las pérdidas y daños que ya está causando el cambio climático”.

“Todas las partes están contentas con la decisión”, afirmó el representante saudí, Ayman M. Shasly, al término de las negociaciones. Eso sí, el delegado de uno de los mayores productores de petróleo del mundo evitó las preguntas de los periodistas.

Ya no vale el diálogo: “Es una cuestión de supervivencia”

Pero nada más lejos de la realidad: el llamado Acuerdo de Glasgow no ha conseguido desatascar una cuestión tan relevante como la de la financiación específica para paliar las pérdidas y daños en los estados más vulnerables. El pacto climático tan solo recoge que los países ricos se comprometen a sacar adelante la promesa –incumplida hasta ahora– de 2009 de destinar 100.000 millones de dólares al año a partir 2020 y hasta 2025 para que los países con menos recursos hagan frente al cambio climático en términos de adaptación y mitigación.

Así, las palabras de la ministra de Medio Ambiente de Maldivas contrastan con las antes mencionadas: “Para algunos, las pérdidas y los daños pueden ser el comienzo de la conversación y el diálogo, pero para nosotros se trata de una cuestión de supervivencia”. Shauna Aminath ha calificado esta cumbre como “otra conversación en la que ponemos nuestros hogares en juego, mientras los que tienen otras opciones deciden la rapidez con la que quieren actuar para salvar a los que no las tienen”.

Para Lee White, presidente del equipo negociador de África y ministro de Medio Ambiente de Gabón, su delegación obtuvo “el 60% de lo que esperábamos”.

Ecologistas en Acción: “Un acuerdo vacío que cualquiera firmaría”

Desde el activismo, quienes ya denunciaban el bla, bla, bla de este tipo de conferencias, se han reafirmado en la misma idea una vez ha terminado la COP26. “Incluso si los líderes se ciñeran a las promesas que han hecho aquí en Glasgow, no se evitaría la destrucción de comunidades como la mía”, apunta Vanessa Nakate, activista de Fridays for Future Uganda.

Para organizaciones como Ecologistas en Acción, la “debilidad” del texto aprobado es uno de sus principales fracasos. “Pierde todo el carácter vinculante que se exigía de este acuerdo. No hay ningún verbo en el texto que genere una vinculación legal, es decir, una obligación de los países a actuar, son todo invitaciones, recomendaciones y ruegos”, ahonda su portavoz en Glasgow Irene Rubiera.

“Se trata de un acuerdo vacío que cualquiera firmaría. Dice que hay que luchar contra la emergencia climática pero no concreta ni cuándo ni cómo se va a hacer ni, sobre todo, con qué financiación, continúa Rubiera.

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COMENTARIOS

  1. Lo de siempre. Más de lo mismo. No se si alguien esperaba otra cosa. Yo no.
    Los amos del mundo y sus gobiernos siervos se niegan a soltar el mando del Titanic; pero mientras nos siguen hundiendo, ellos seguro que tienen su plan para salvarse del hundimiento.
    Espero que las leyes de la naturaleza, porque ya vemos que las de los hombres no van a hacerlo, nos pongan en nuestro sitio; pero va a ser muy duro, va a llevar mucho sufrimiento el aprendizaje que necesitamos.
    MAÑANA SERA DEMASIADO TARDE, PARA HACER LO QUE DEBIMOS HABER HECHO YA. (discurso Fidel Castro en la ONU, 1992, (vídeo 5 minutos)
    https://www.youtube.com/watch?v=LXY8epxirRg

  2. La COP26 ha terminado. Lo cierto es que la crisis climática no se resolverá en ninguna COP. Ha habido 26 de ellas hasta ahora y han sido en gran medida decepcionantes.
    Es durante las 50 semanas del año cuando no hay COP y donde debemos estar presionando conjuntamente a nuestros líderes para que estén a la altura de los brindis, los textos del acuerdo y la ciencia para hacer la transición necesaria antes de que sea demasiado tarde.
    Eso no quiere decir que la COP26 fuera completamente insignificante. Al contrario. Fue antes de la COP26 que se dijo que los líderes mundiales habían presentado planes de reducción en línea con el objetivo de 1,5 grados del Acuerdo de París. Si fracasaba -y lo hizo- no sería hasta 2025 cuando los países volvieran a verse obligados a presentar nuevos planes climáticos.
    Si los países hacen lo que han dicho que quieren hacer hasta ahora, la temperatura aumentará en 2,4 grados, lo que tendrá consecuencias desastrosas. Por lo tanto, los ciudadanos del mundo ahora tienen un año para presionar a sus gobiernos para que despierten y hagan su parte para mantener vivo el objetivo de 1,5 grados.
    Es raro que elogiemos al Ministro del Clima Dan Jørgensen, pero hay que decirlo: Dan Jørgensen ayudó a lanzar una iniciativa para la COP26, por la cual el Ministro debe ser elogiado. La iniciativa se llama BOGA, más allá de la Alianza de Petróleo y Gas. BOGA es la primera alianza mundial de países que trabajará para limitar la producción de petróleo y gas, con el fin de nuevas rondas de licencias y una fecha de finalización de la producción.
    Hasta que se lanzó BOGA, el objetivo de todas las alianzas petroleras que alguna vez existieron era encontrar aún más petróleo y gas y obtener aún más. BOGA es el primer paso hacia la limitación de la producción mundial de petróleo y gas y, por lo tanto, uno histórico mundial.
    En el período previo a la COP26, luchamos para que los líderes mundiales acordaran que la producción fósil debería eliminarse gradualmente. Lamentablemente, no hemos conseguido entrar en el texto del acuerdo. El borrador del acuerdo pedía que el carbón se eliminara gradualmente, pero desafortunadamente terminó “desescalando” en su lugar, por lo que se ha culpado a la India.
    En este contexto, es importante señalar que los países ricos aún no han entregado nada parecido a los USD 100 mil millones en compensación climática que han prometido a los países del sur global vulnerable. Por lo tanto, es absurdo culpar a la India, que es uno de los países que está viviendo con las consecuencias de la crisis climática ahora y que está encontrando más difícil desarrollarse hacia un nivel de vida más alto en el futuro debido a nuestras emisiones históricas.
    Por lo tanto, pedimos a los países ricos que pongan orden en su propia casa y paguen lo que hemos prometido. Este es un requisito previo para concluir los acuerdos globales que se necesitan.
    (Greenpeace Denmark)

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