Las orcas se instruyen entre ellas para robar pescado a los humanos

Aprendizaje

Un estudio ha comprobado que estos cetáceos aprenden y comparten su experiencia para convertir las redes y líneas de pesca en bufets libres gratuitos

Las orcas se enseñan a robar el pescado de las capturas de los humano.

Las orcas se enseñan a robar el pescado de las capturas de los humanos.

Karoline Cullen / iStock

La orca (Orcinus orca) es un cetáceo que recibe el apelativo de ‘ballena asesina’, pero a raíz de un nuevo estudio puede que su sobrenombre cambie a ‘ballena ladrona.

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que las orcas se enseñan unas a otras cómo robar peces de las redes y líneas de pesca de los humanos. Los pescadores seguramente llamaran robar a esta acción, pero los científicos creen que es innovar.

Los hallazgos, que se publican en la revista Biology Letters, son fruto del estudio del comportamiento alimentario de dos grupos de orcas que viven frente a la costa de las Islas Crozet, en el sur del océano Índico.

La pesca puede generar oportunidades de alimentación para los grandes depredadores marinos en forma de descartes o capturas accesibles

Autores del estudio

Ya era sabido que las orcas se alimentan de peces que las personas capturan, pero este estudio ofrece un dibujo claro de cómo estos animales socialmente complejos responden a la alteración de su entorno por la actividad humana.

“La pesca puede generar oportunidades de alimentación para los grandes depredadores marinos en forma de descartes o capturas accesibles”, explican los investigadores en su artículo.

Desde la década de 1990, las Islas Crozet son un punto de acceso para la pesca comercial de la merluza negra patagónica, un pez que a menudo se comercializa con el nombre de “lubina chilena”. La merluza negra se captura con palangres a lo largo del fondo del océano, lo que significa grandes líneas de pesca con muchos anzuelos que capturan peces de manera individual.

Las líneas de pesca se han convertido en un ‘buffet gratuito’ para las orcas de Islas Crozet.

Las líneas de pesca se han convertido en un ‘buffet gratuito’ para las orcas de Islas Crozet.

VIARD / iStock

Investigaciones anteriores habían demostrado que las orcas que habitan esta zona tenían la merluza negra como alimento principal en su dieta y, por tanto, alguna vez recurrían a comerse las capturas de los pescadores.

Los investigadores analizaron los datos de 2003 a 2018 y notaron que los incidentes de orcas que se comían los peces de los anzuelos, denominados "depredación", aumentaron gradualmente con el tiempo. Esto parecía deberse a que las orcas individuales aprendían el comportamiento de las demás. En 1996 se informó por primera vez que una orca, de las poblaciones de orcas que estudiaron los científicos, se había alimentado de las capturas de la pesca. En 2014, 80 de las 100 orcas del grupo habían comenzado a hacerlo.

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En los últimos años, concretamente entre 2010 y 2017, encontraron que la cantidad de orcas que realizaban incursiones aumentó de 17 a 43. Esto sugiere que no solo más ballenas están aprendiendo a robar pescado de los humanos, sino que lo están haciendo a un ritmo cada vez mayor.

Además de lo fácil que supone para una orca arrebatar peces de una línea de pesca, otra razón que contribuye este comportamiento de captura podría deberse a la sobrepesca. En la década de 2000, a medida que disminuía la población de merluza negra, se hizo más difícil para las orcas atraparlos, pero luego encontraron una oportunidad de oro y han llegado a convertir las líneas de pesca en un ‘buffet gratuito’.

Este estudio es ilustrativo de cómo las actividades humanas, al alterar la disponibilidad de recursos en los ecosistemas, pueden conducir a nuevos comportamientos que se propagan entre individuos de especies capaces de innovar en respuesta a cambios en su entorno

Autores del estudio

A los investigadores les sorprendió mucho como la pesca comercial había cambiado el comportamiento de las orcas con tan poco tiempo.

“Este estudio es ilustrativo de cómo las actividades humanas, al alterar la disponibilidad de recursos en los ecosistemas, pueden conducir a nuevos comportamientos que se propagan entre individuos de especies capaces de innovar en respuesta a cambios en su entorno”, escriben los autores.

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