MÁS PRIMOS QUE NUNCA
Los seres humanos tenemos señales que marcan el principio de una interacción y otras que le ponen fin. Son, por ejemplo, los saludos: hola y adiós. Es lo que se conoce como proceso del compromiso conjunto. Hasta ahora, creíamos que éramos la única especie que lo hacía. Pero resulta que los chimpancés y los bonobos también lo hacen.
Tras analizar más de 1200 interacciones, investigadores de la Universidad de Durham (Reino Unido) descubrieron que los simios se miraban y se comunicaban con frecuencia para iniciar y finalizar juegos o momentos de acicalamiento.
Los chimpancés y los bonobos son muy cercanos entre sí, pero su comportamiento también es opuesto en muchos sentidos. Los primeros se estructuran en sociedades patriarcales y bastante violentas, en la que los machos que más pegan a las hembras son los que tienen más posibilidades de aparearse. Los bonobos, sin embargo, forman grupos matriarcales y pacíficos. Allí, los machos nunca saben con exactitud cuándo una hembra está en celo, por lo que optan por el sexo constante.
Los chimpancés también nos dan una pista del sentido evolutivo de la amistad. Antropólogos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han estudiado por qué estos simios, a pesar de sus tendencias violentas, cuidan sus relaciones con otros individuos competidores (y también le hacen la pelota al macho alfa). De alguna forma, los chimpancés con más amigos tienden a tener mayor éxito reproductivo. De un modo u otro, las relaciones sociales son clave entre los grandes simios (al igual que entre sus primos, los humanos).
|