Las momias de Atacama se pudren por las lluvias y la humedad causadas por el cambio climático 

Las alteraciones climáticas provocadas por el calentamiento global están acelerando el deterioro de las momias del desierto de Atacama en Chile.

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Las momias del desierto de Atacama (Chile), uno de los lugares más secos y áridos del planeta, se están pudriendo y deteriorando a un ritmo muy acelerado debido a las lluvias y la humedad provocada por las alteraciones climáticas que están generando el cambio climático. 

Las precipitaciones y el incremento de los niveles de humedad de los últimos 20 años han aumentado de forma notable. Una situación que ha acelerado la putrefacción de las momias que allí descansan desde hace miles de años. 

Por ejemplo, la niebla procedente del océano Pacífico que afecta al desierto de Atacama se ha vuelto más densa, tal y como indica este informe, lo que ha incrementado la humedad y el volumen de precipitaciones procedentes de la costa.

El desierto de Atacama sufría en marzo de 2015 un intenso episodio de inundaciones y fuertes riadas que causaron impactos devastadores en la zona que aún se recuerdan. Desde entonces, estos episodios, aunque no frecuentes, sí se han repetido con más asiduidad.

Debido al impacto del cambio climático, estas momias situadas en las colinas del desierto de Atacama están en serio riesgo de desaparición y deterioro. En concreto, el aumento de la humedad ha permitido el avance de microbios y bacterias que están convirtiendo en polvo estas antiquísimas momias.

Esta circunstancia afecta tanto a aquellas que están situadas en los museos como a las que se encuentran en pleno desierto. 

Antigüedad de las momias de Atacama

Las momias de Atacama son consideradas las más antiguas del mundo. En concreto, se estima que fueron embalsamadas en torno a 5050 a. C, según los análisis realizados con las pruebas del Carbono 14. Es decir, tienen unos 7.000 años de antigüedad.  Y gracias a las condiciones secas y áridas del desierto han permanecido durante miles de años sin apenas deterioro. 

En los últimos diez años, el proceso de deterioro se ha acelerado

Según los expertos, el rango de humedad ideal para lograr un adecuado mantenimiento de las momias se sitúa entre el 40 y el 60%. Y cualquier aumento o una variación de acidificación puede destruirlas. 

Por ello, la situación actual con cambios e incremento del volumen de precipitaciones en la zona conlleva un importante riesgo de desaparición de estos restos arqueológicos de Atacama. En concreto, una humedad en una superficie superior al 70% se asocia con un acelerado crecimiento microbiano y puede causar problemas de moho y corrosión y aumentar la población de bacterias y hongos en la superficie de la piel y los tejidos de las momias. 

“La concentración de hidroxiprolina, una medida de la degradación de la proteína colágena por parte de los microorganismos, aumenta con el aumento de la humedad relativa”, explican diversos estudios sobre la degradación de estas momias.

La humedad representa «uno de los factores más importantes que influyen en el crecimiento de los microbios», informa el documento. Una humedad relativa superior al 70% normal puede generar problemas de descomposición en los restos de Chincorro.

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Fuente: Universidad de Hardvard

Riesgos para las momias de Atacama 

Ya en 2015, un investigación realizada por expertos de la universidad de Harvard, en EE.UU. advertía que, debido al aumento de los niveles de humedad durante la última década, muchas de las momias del entorno Chinchorro, un área en pleno desierto de Atacama, estaban comenzando a degradarse rápidamente.

“En los últimos diez años, el proceso se ha acelerado, y es muy importante obtener más información sobre lo que está causando esto y lograr que la universidad y el gobierno nacional hagan lo necesario para preservar las momias de Chinchorro para el futuro”, indicaban los expertos. 

“La preservación de esta valiosa colección de restos humanos andinos antiguos asegurará que esta cultura pasada esté disponible para las generaciones futuras»

Entre las medidas que se plantean para la conservación idónea de estas momias, especialmente en los espacios museísticos destaca el uso de deshumidificadores o el encapsulamiento de las momias para así protegerlas contra factores ambientales como al temperatura y la luz y los microorganismos que las deterioran.  

“La preservación de esta valiosa colección de restos humanos andinos antiguos asegurará que esta cultura pasada esté disponible para las generaciones futuras”, advierten los expertos.

Dónde se encuentra el desierto de Atacama

El desierto de Atacama se encuentra en Chile y abarca las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y el norte de la de Coquimbo. Posee una longitud de 1.600 kilómetros y cubre una superficie de 105.000 km2.

Atacama: el lunar más árido de la Tierra

Parece curioso que a pesar de que el desierto de Atacama esté considerado el «lugar no polar más árido de la Tierra» esté sufriendo episodios de inundaciones y riadas en los últimos años que estén poniendo en riesgo su patrimonio.

Lo cierto es que son los fenómenos extremos, provocados por la huella del cambio climático, los que están alterando las pautas de vida y los ciclos habituales de muchos puntos del planeta, entre los que se encuentra este desierto.

No sólo las lluvias y la humedad están provocando alteraciones en las momias enterradas en él, también en su paisaje. En los últimos años hemos visto «florecer» al desierto de Atacama en varias ocasiones. Las lluvias caídas han provocado que semillas «latentes» enterradas en el lugar más árido de la Tierra florezcan, generando sobre él mantos de color magenta muy llamativos y, sobre todo, excepcionales en un paisaje tan seco como este.

Normalmente, el desierto de Atacama en Chile recibe menos de 12 mm de lluvia al año. Sin embargo, a veces recibe algo más y si esto ocurre, entre los meses de septiembre y noviembre, se produce la llamada «floración del desierto».