Bienvenidos al Monasterio de Buenafuente del Sistal
Buenafuente del Sistal es un lugar ECLESIAL de ORACIÓN. Un pequeño pueblo, que cada día se reúne al toque de la campana del Monasterio Cisterciense.
Desde principios de los años 70, del siglo pasado, un grupo de amigos de Madrid comenzó a unirse a la liturgia monástica. Estos primeros Amigos tuvieron la intuición, ya que el pueblo estaba deshabitado, que hubiese quien participara todos los días de la liturgia, además sería gran ayuda para la Comunidad incluso en las necesidades cotidianas.
Así, poco a poco, Buenafuente del Sistal, las monjas, los sacerdotes y los seglares que lo habitan, han hecho de este pequeño pueblo un lugar de retiro y ORACIÓN, de meditación de la Palabra de Dios, para el ENCUENTRO con uno mismo y con Dios, en el desierto humano de la Guadalajara del Alto Tajo.
Este tesoro que es la vida de oración, meditación y contemplación, en silencio, soledad y pobreza está abierto para quien desee compartirlo con nosotros.
Horarios de liturgia
La vida gira en torno a la liturgia, al Oficio Divino de la Comunidad Cisterciense:
- 6, Maitines
- 7,30, Laudes
- 8,15, Tercia y EUCARISTÍA
- 12,40 Sexta
- 15,30, Nona (17,15 en verano)
- 18,30, Vísperas
- 21, Completas (21,45 en verano)
Sábados, domingos y festivos la Eucaristía a las 12 (Confirmar en este teléfono 949 83 50 32)
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La Palabra
Apoyo Litúrgico
A la hora de orar, en todos los casos, se parte de la relación con Jesús. Ante Él y con Él caben todas las expresividades de la vida hechas amorosamente como signo de un trato personal con quien sabemos que es el Señor y que nos ama.
Sorprende el modo en que Jesús se dirige a su madre, según el Cuarto Evangelio, llamándola “mujer”. El contexto bíblico, en ese nombre, revela la identidad de María como la nueva Eva, esposa y madre, icono de la Iglesia y de la nueva humanidad redimida.
“El temor de Dios es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios. Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de nuestro Padre que nos quiere mucho” (Papa Francisco)
“El don de piedad suscita en nosotros la gratitud y la alabanza. Piedad, por lo tanto, es sinónimo de auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios, de esa capacidad de dirigirnos a Él con amor y sencillez, que es propia de las personas humildes de corazón” (Papa Francisco)
“El don de ciencia, no ciencia en el sentido técnico, como se enseña en la Universidad, sino ciencia en el sentido más profundo, que enseña a encontrar en la creación los signos, las huellas de Dios, a comprender que Dios habla en todo tiempo y me habla a mí, y a animar con el Evangelio el trabajo de cada día; a comprender que hay una profundidad y comprender esta profundidad, y así dar sentido al trabajo, también al que resulta difícil.” (Papa Benedicto XVI)
Meditación
Solo hace falta oír el corazón, más adentro que el pálpito o latido, escuchar la atracción de la paz, y seguir tras los pasos más gozosos.
Poesía, Ángel Moreno. Ser pródigo y atento en la escucha, hasta samaritano si es preciso