El fuego entraba a las puertas de Otero de Bodas poco después de las tres de la tarde, en un pueblo vacío y tomado por los efectivos de las numerosas cuadrillas que se concentraron en este punto crítico para trataban de contener el fuego, imparable por la acción del viento.

Las llamas saltaban la carretera a la altura del cementerio al comienzo de la travesía de la Nacional 631, cortada desde hacía más de un día y solo operativa para el trasiego de vehículos de extinción y emergencia. El pueblo mostraba la imagen más desolada ocupada por el humo y sin vecinos.

Unos 40 vecinos se concentraban en la Plaza Mayor del Ayuntamiento y aguardaban la orden de salida en medio de un amplio despliegue de la Guardia Civil más por los problemas de la humareda que comenzaba a descender. La noche anterior algunas personas ya habían abandonado anticipadamente el pueblo. “Estamos todos cabreados, estamos esperando desde anoche con la bolsa preparada” afirmaba una vecina. Otras vecinas más mayores se emocionaban al reencontrarse en la Plaza .

“Han salvado El Casal y se ha quemado la Culebra”

“Estamos con mucha tristeza y preocupación, sobre todo por la gente mayor que nunca ha vivido esto”. Las críticas son contundentes “estamos con nervios. Esto es la España vaciada y así de paso se vacía más. Por esta España vaciada iban a hacer mucho y mira lo que han hecho. Solo nos tienen para pagar impuestos y para el voto en las elecciones que vienen los políticos”.

En Otero señalaban la falta de medidas de prevención: “ya lo tenían que haber empezado a preparar en mayor, sin llover y ahora todo seco”. El fuego afectaba ya Tozo los Lobos, El Rendiral y Guardalava todo ello replantado de pino, como detallaba el alcalde David Ferrero que abandonó el pueblo el último, con el fuego en el cartel de la localidad.

En poco más de cinco horas y por el cambio del viento la situación pegó un giro de 180 grados y con Otero desalojado, se daba la orden de sacar a todos los vecinos de Olleros de Tera poco después de las tres de la tarde. Una evacuación apresurada dirigida por la Guardia Civil y la alcaldesa de la localidad en dirección a Calzadilla, aunque esa localidad también fue evacuada, como Pumarejo. El viento dirección norte fue criminal, aunque cambiando de racha de vez en cuando.

“He olvidado el carné” decía preocupado un vecino a punto de subir al autobús, donde se montaban una decena de personas mayores. Los tractoristas del pueblo comunicaban a la Guardia Civil su presteza a abrir un cortafuegos en dirección a Otero. El humo que ennegrecía el horizonte preocupaba a los vecinos que incluso hacían conjeturas de si había cruzado la línea del AVE, que poco después quedaba interrumpida.

“Han salvado El Casal y se ha quemado la Culebra”

En Villanueva de Valrojo la preocupación era inmensa tanto por los que se quedaron como por los que se fueron. “Esto es una impotencia” exclamaba en la distancia, desde Camarzana, la presidenta de la Junta Administrativa, Belén Martín, que relataba que los jóvenes del pueblo que se quedaron y no salieron en la evacuación “están defendiendo las casas. Han dado contrafuego”.

Val de Santa María, evacuado también, quedaba rodeado a la espera de saber el alcance del fuego, mientras ganaderos de la zona trataban de poner a salvo el ganado, unos animales desorientados por el humo, la presencia de vehículos y numerosas patrullas que no se dejaron sacar hasta la carretera y tuvieron que atravesar las tierras para quedar a buen recaudo en un corral en la carretera de Ferreras de Arriba.

“Esta es toda nuestra vida” reclamaba un vecino de Ferreras de Arriba que regresó a las tres de la mañana a defender su taller de aluminio del sábado con su mujer y su hijo, después de salir porque “no pintaba bien y porque ya habíamos decidido que pasara lo que pasara no salíamos del pueblo”. Al llegar se encontró “un pueblo vacío, sin nadie, pero ni vecinos ni ninguna patrulla, ni ningún medio de extinción”.

“Han salvado El Casal y se ha quemado la Culebra”

A los tres miembros de la familia les dio congoja ver a otro vecino, ganadero de ovejas, con su madre mayor a esas horas intempestivas echando agua alrededor de la nave para salvar los animales. Conocedores del terreno pedían que se desplazara una máquina para abrir brecha a la entrada de Ferreras porque el humo que cubría la cara noroeste del pueblo anunciaban que la cosa no iba bien en Villanueva de Valrojo y Val de Santa María. Otra vez el viento unas veces daba tregua y otras apretujaba la preocupación de los vecinos.

“Han salvado El Casal y se ha quemado la Culebra”

“Han salvado El Casal pero se ha quemado toda la Culebra”. Una crítica generalizada ha sido la actuación inicial de la extinción porque denuncian que a los medios “los mandaron todos a la finca del Casal cuando hubo posibilidad de salvar toda”. Y quien fue más contundente fue María Rosario Ferreras Peral, de 85 años, que no quiso salir del pueblo. “Estábamos aquí y lo vimos que ya iba hacia arriba y no apareció ni un helicóptero ni nadie a apagar eso”.

“Han salvado El Casal y se ha quemado la Culebra”

Desde las calles y desde la ventana no ha pegado ojo viendo el resplandor. Agarrada al teléfono habla con sus hijos, sus nietos, también muy preocupados por ella. “¿Sabes dónde estaban, en El Casal, donde tiene esos caseríos. Los primero apagar el fuego. Ahora mucha carroceta y muchos bomberos”.

De la Lleira “dejaron pasar el fuego a los castaños que llaman del Gobernador. Y mi hijo cuando vio que estaba en la Lleira les dijo “pero no me jodas que no podéis hacer un cortafuegos”. Rosario se emociona y va enumerando como fue pasando de La Mallada de la Devesa, donde están todas las fuentes del pueblo, y de allí a las Cerecicas y a toda la Sierra de la Culebra”. Marchó el viernes a casa de una hija, en el mismo pueblo, “por el humo” y con la intención de ir a Zamora pero volvió a casa. Allí tenía los barreños llenos de agua. Un cambio en la dirección del viento ennegreció la parte trasera de la vivienda.

“Han salvado El Casal y se ha quemado la Culebra”

Ese frente preocupaba en Ferreras donde Guardia Civil y vecinos esperaban una máquina. El fuego que arrasó el pinar a la entrada de Ferreras por la carretera de Otero se fue avivando por el paso de las horas. Los que eran restos humeantes, a las nueve y media de la mañana, terminaba por ser otro frente a las puertas de Otero de Bodas.

En Asturianos se abrían las puertas del albergue de Peregrinos para recibir a primera hora de la tarde a 18 vecinos de Villardeciervos evacuados inicialmente al pabellón de Camarzana. Estas personas estrenan el alojamiento con mayor comodidad de lo que han tenido hasta ahora. Cerca de 150 camas en establecimientos hoteleros de Sanabria y Carballeda se han puesto a disposición de los desalojados porque son personas mayores que han salido prácticamente sin anda y que no están en condiciones de dormir en camas portátiles. Los hosteleros de la zona que promovieron esta disponibilidad no han tenido respuesta de los responsables de la evacuación.

A lo largo del día se sumaba al operativo un equipo de 26 bomberos de Portugal que se integraban en el operativo de Villardeciervos, mientras un equipo de televisión de Portugal eran los penúltimos en salir de Otero cuando arreciaron las llamas.