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Gibraltar da por extraída la mayor parte del combustible del granelero siniestrado

Los rescatistas creen que puede haber descuadres en las cantidades declaradas por el buque y advierten que los vertidos seguirán hasta que el buque se pueda recuperar

Imagen de las labores de extracción en el 'OS3'5 distribuida por Gibraltar durante la jornada de este pasado domingo en la que se aprecia la mancha de fuel en el mar.Foto: EL PAÍS | Vídeo: EUROPA PRESS
Jesús A. Cañas

El viento de poniente ha complicado este lunes las labores de extracción y contención del vertido de fueloil que ha provocado el OS35, el granelero semihundido junto a la costa de Gibraltar. Con todo, el capitán del puerto de la ciudad ha dado hoy por recuperada “la mayor parte del combustible”, aunque reconoce descuadres de cantidades con respecto a las cantidades declaradas en origen. En el momento del siniestro —ocurrido la noche del pasado 30 de agosto—, el mercante dijo que viajaba, para su autoconsumo, con 255 toneladas de gasóleo, 222,5 de fueloil y 27 de lubricante, según ha actualizado el Gobierno gibraltareño este lunes en un comunicado en el que ha adaptado las cantidades a litros. De todos esos combustibles, ya se ha conseguido rescatar más de la mitad del fuel, el combustible más contaminante y complicado de recoger, el aceite y más diésel del declarado inicialmente (310.000 litros, de los 290.267 litros que la tripulación dijo transportar).

El fueloil bajo en azufre, más contaminante que el gasóleo, es precisamente el que se ha estado vertiendo al mar, desde que el buque se combase por la mitad el pasado miércoles y comenzase a registrar manchas de combustible al día siguiente. Desde ese momento, los equipos de rescate del puerto de Gibraltar y de Salvamento Marítimo español se han afanado en intentar contenerlas y recogerlas con barreras y equipos anticontaminación. Las tareas resultan más efectivas cuando el fuel está contenido que en pequeñas manchas a la deriva. Ya han rescatado de esta forma hasta 21.000 litros de combustible, gracias a una máquina conocida como Skimmer. De ahí que Gibraltar, a través de una empresa del puerto de Algeciras, haya recurrido a un catamarán de Cádiz habilitado con una maquinaria que es capaz de realizar labores de desnatado del petróleo las 24 horas del día en mar abierto y que ya ha recuperado 4.000 litros de la lámina flotante.

Pese a todo ello, las manchas de vertido han llegado a las costas de Gibraltar y a la playa de Poniente de La Línea de la Concepción, donde la Junta de Andalucía llegó a prohibir el baño, ya restablecido. En el Peñón, se ha detectado contaminación en la Cueva de Gorham —declarada Patrimonio de la Humanidad por ser uno de los últimos lugares habitados por los neandertales—, Little Bay —donde están las tomas de las desaladoras para el agua corriente de la ciudad—, Sandy Bay y Catalan Bay —frente a cuya bahía, a 700 metros, se encuentra varado el granelero—. En esta última playa, el viento de poniente llegó a arrastrar las barreras de contención hasta la misma orilla, donde se ha detectado también “una pequeña mancha”. A lo largo del día han conseguido restablecer las barreras en su lugar y la Capitanía de Gibraltar se plantea rebajar la declaración de “incidente grave” durante la jornada de mañana para poder recuperar las actividades portuarias habituales, detenidas desde hace días.

Vertidos “inevitables”

El viento de poniente ha provocado que la marejada arrecie de fuerza de cuatro o cinco a seis, especialmente mar adentro, según las previsiones de Aemet. Ese empeoramiento meteorológico ha creado “dificultades para los equipos de respuesta en el lugar”, según ha apuntado el Gobierno gibraltareño. Por ello, los técnicos de la empresa privada designados por el seguro del granelero (Resolve Marine Services) y los equipos de salvamento han retirado productos químicos, pintura y mobiliario blando del interior del granelero. “Los equipos de salvamento están yendo sección por sección y armario por armario para retirar la mayor cantidad posible de contenido”, explican desde el Peñón. Pese a ese esfuerzo, Gibraltar ha asumido que será “inevitable” que haya vertidos que escapen del buque, hasta que este no se pueda rescatar de la zona.

Los rescatistas ya consiguieron recuperar la mayoría del fueloil del tanque 1 (con unas 96 toneladas) y continúan con la extracción del número 2, donde creen que aún queda petróleo. “Con la excepción del tanque 2, los rescatadores confían en que se han extraído todas las concentraciones de petróleo bombeable”, ha asegurado Gibraltar a última hora de este lunes. De los 235.154,27 litros declarados por la tripulación del granelero, las tareas han conseguido dar con 124.000 litros que, además de no ser definitivos, pueden estar alterados por la presencia de agua en los espacios bombeados. La Autoridad Portuaria de Gibraltar confía en que pueda haber un descuadre con lo declarado y que fuese menos. De hecho, aseguran que las imágenes de drones muestran cómo la mancha de petróleo junto al buque se ha reducido en las últimas horas. En cualquier caso, aseguran que “cualquier cantidad significativa también se bombeará hasta donde sea posible”, pero recuerdan que todos esos esfuerzos no evitarán filtraciones de fuel hasta que no se retire el barco.

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El varamiento controlado del OS35 se produjo durante la madrugada ya del martes pasado, después de que el granelero chocase con un metanero fondeado en las inmediaciones del puerto de Gibraltar. Aunque, en un primer momento, el mercante intentó continuar con su ruta hacia Países Bajos —el capitán desoyó incluso las órdenes del capitán marítimo de Gibraltar, motivo por el que está investigado—, la vía de agua de 10 metros de largo por cuatro de ancho en el centro del buque hizo que la Autoridad Portuaria de Gibraltar llevase el barco a Catalan Bay para realizar un varamiento controlado en una zona a 17 metros de profundidad y a algo más de dos kilómetros de la playa de Levante de La Línea. Tanto esa decisión, como la petición de ayuda a Salvamento Marítimo español y la información periódica de las autoridades gibraltareñas, han sido avaladas por distintas autoridades españolas que, por ahora, consideran correcta la coordinación del siniestro.

Aunque los vertidos de fueloil no han llegado a materializarse como grandes manchas en la costa española, el Ayuntamiento de La Línea ha asegurado que la situación ya ha provocado el cierre de tres de los cuatro caladeros de bivalvos, lo que afecta a 32 barcos. Además, los chiringuitos ya han notado la caída de clientes durante el fin de semana, por lo que van a solicitar al Consistorio el fin anticipado de la temporada, según ha explicado la administración tras una reunión con los colectivos afectados. El alcalde Juan Franco ya mostró su intención de exigir responsabilidades judiciales a los causantes del siniestro en una denuncia en la que está contemplado que se puedan sumar los colectivos afectados.

Distinta visión ha tenido la ONG Greenpeace, que el pasado viernes emitió un duro comunicado en el que acusó a Gibraltar de ser “gasolinera low cost insegura y mafiosa que no cumple los protocolos de prevención de Marpol”. El Peñón calificó la crítica como “incierta y calumniosa” y aseguró que la Roca está adherida al convenio internacional Marpol para prevenir la contaminación de los buques a través del Reino Unido. Además, explicó que las operaciones de repostaje en alta mar —conocidas como bunkering se realizan de forma similar en otros puertos españoles y que la infraestructura gibraltareña “no ofrece ventajas fiscales en el repostaje que no ofrezcan los puertos españoles ni un precio más barato que Algeciras”.

Cuando los rescatistas consigan recuperar todo el combustible y los aceites, la clave estará en decidir cómo sacar al buque de la zona en la que está varado. Los graves daños, aparentemente, complican su reflotación. De forma paralela, las investigaciones en torno al siniestro ya han comenzado. Este pasado viernes, el capitán del barco siniestrado quedó en libertad bajo fianza, después de ser detenido por la policía de Gibraltar.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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